La motivación es aquello que nos impulsa a conseguir un objetivo y alcanzar algún tipo de bienestar. Pero, ¿qué nos motiva?

Hay una jerarquía de motivaciones humanas, expuesta por Maslow en su famosa pirámide, en cuya base estarían las necesidades fisiológicas más básicas, como alimentación, sexo o descanso, y a medida que se fueran satisfaciendo estas necesidades, el ser humano continuaría ascendiendo hacia las otras zonas superiores que seguirían por este orden: las necesidades de seguridad, de afiliación, de reconocimiento y de autorrealización. Esta última en el pico de la pirámide.

Pirámide_de_Maslow

 

La aspiración más elevada del hombre sería llegar a la cúspide de la pirámide, donde están la moralidad, la creatividad, la falta de prejuicios y la aceptación, que nos hacen más libres, poniéndonos en el mejor terreno para solucionar los problemas. Donde somos más receptivos a la vida y la podemos disfrutar más.

Y en todo este proceso a veces nos preguntamos: ¿algún día se cumplirá mi sueño? Tal vez sí o tal vez no, pero seremos mucho más conscientes de nuestras posibilidades si en la carrera dejamos de medirnos persistentemente con otros, y si dejamos de luchar contra nosotros mismos, cuando no es contra nosotros contra quien debemos ir al no salir las cosas como queremos. Porque es un hecho que al lado de la felicidad se encuentra el sufrimiento, y a ninguna de las dos cosas podemos escapar cuando se presentan en nuestra eterna competición, sembrada de condiciones aleatorias.

Lo que es muy claro es que sin ilusiones no podemos vivir. Son el combustible que nos hace llegar al destino que queremos. Son la esperanza convertida en motivaciones. Es esa luz brillante que nos indica el camino. Las ilusiones nos permiten seguir manteniendo el pulso con la vida.